jueves, 29 de diciembre de 2022

Rosalía Franklin, descubridora del ADN

En la actualidad se habla mucho del ADN, su estructura esconde el misterio de la vida y es una especie de libro de instrucciones de nuestro cuerpo para que crezca, se desarrolle y finalmente muera. Además, sirve para predecir la probabilidad de padecer alguna enfermedad, intentar curarla, confirmar o desmentir paternidades, clonar ovejas, identificar al autor de un delito, etc. Todo esto con un test de ADN.

A principios del siglo XX los científicos empezaban a investigar la importancia del ADN a ciegas, hasta que una mujer “ROSALIA FRANKLIN” lo descubrió.

Rosalía  Franklin, descubridora del ADN

La descubridora del ADN Rosalía Franklin, fue una química Inglesa, se graduó en Biofísica a los 21 años en la universidad de Cambridge y dedico siete en Paris a la investigación sobre técnicas de difracción de rayos X que le permitieron tomar, en 1952 una de las imágenes más famosas del mundo científico, la fotografía 51, que muestra la típica estructura del ADN.

LE ROBARON SU DESCUBRIMIENTO.

A espaldas de Franklin, su compañero de trabajo, Maurice Wilkins, que no había obtenido resultados y la menospreciaba por ser mujer, le enseño la foto al biólogo James Watson, que trabajaba con Francis Crick, en la búsqueda de la estructura, Al poder confirmar sus hipótesis , publicaron el descubrimiento como propio en la revista NATURE mencionando de pasada a la descubridora del ADN, entre otras personas y obviamente la importancia decisiva de sus datos y fotografías. Es más, en 1962 los tres científicos se llevaron el novel de medicina y Watson se afano a que el nombre de Rosalía Frankin no apareciese.. Ella no pudo defenderse, porque ya había muerto. La científica falleció en 1958, a los 37 años, a causa de un cáncer de ovarios, provocado probablemente por haber estado excesivamente a radiaciones durante sus investigaciones con rayos x para sus experimentos del ADN.

Hoy día, la descubridora del ADN, ya ha sido reconocida como la descubridora del ADN



lunes, 12 de diciembre de 2022

El exterminio guanche

El proceso de colonización de las Islas Canarias durante el siglo XV por parte de las huestes de Isabel de Castilla en un primer momento, y de los Reyes Católicos después, dio lugar a un capítulo poco conocido de la historia de España: el etnocidio guanche, la muerte de gran parte de la población indígena natural de las islas y la destrucción mayoritaria de su cultura.

Décadas antes de
la conquista de América,
las Islas Canarias fueron escenario de pugnas entre distintos reinos (genoveses, aragoneses, castellanos y portugueses, principalmente), que ambicionaban la posesión del archipiélago, especialmente por motivos geoestratégicos.

El exterminio guanche

Estos enfrentamientos culminaron con la colonización del territorio insular por parte de la Corona de Castilla, en un proceso largo y difícil que se extendió desde 1402 (empezando por Lanzarote) hasta 1496 (toma de Tenerife). Hasta entonces, en las islas habitaban pueblos aborígenes, que han pasado a la historia como los guanches.

Los nativos canarios habían tenido contactos aislados con la población europea y árabe que recalaba en sus costas de forma puntual, pero mantenían intacta su forma de vida, su organización social y su cultura. Concluida la toma de Tenerife en 1496 y, con ella, de todo el archipiélago, los indígenas de las islas comenzaron a sufrir las consecuencias de la política expansionista, internacionalista y colonizadora de Isabel la Católica y de su ya esposo Fernando, caracterizada por el deseo de instaurar un solo reino y una sola religión. Mientras en la península se luchaba contra los mudéjares o moriscos, se expulsaba a los judíos y se había creado la Inquisición, los guanches se vieron sometidos a un nuevo poder, a una cultura foránea y a un sistema social y productivo totalmente diferente. Una transformación con funestas consecuencias, aunque de diversa interpretación.

El exterminio guanche

¿GENOCIDIO O ETNOCIDIO?

Hay investigadores que se inclinan por hablar abiertamente del genocidio de la población autóctona canaria, alegando que la inmensa mayoría de los aborígenes sucumbió por muerte violenta, deportados, esclavizados o víctimas de enfermedades traídas por los nuevos pobladores contra las que no estaban inmunizados. Por otra parte, historiadores como el catedrático de Arqueología de la Universidad de La Laguna Antonio Tejera mantienen que, sin negar la reducción dramática de la población guanche por los citados factores, etnocidio sería el término más apropiado para describir lo ocurrido durante la dominación castellana, debido a que esta no habría tenido una intencionalidad primaria de extinguir al pueblo nativo, si bien la comunidad local habría quedado dramáticamente diezmada a consecuencia de la misma, y su cultura, aniquilada.

El exterminio guanche

Antonio Rumeu de Armas, en su libro La política indigenista de Isabel la Católica, mantiene que «los abusos y tropelías que se cometieron contra los indígenas de las Islas Canarias fueron infinitos en número y crueldad, a espaldas de la acción tutelar de la Corona y violando las rígidas normas de conducta decretadas por los Reyes Católicos para estimular la convivencia y alentar la conversión». la imposición de una nueva organización socioeconómica afectaron ldemografíaguanche. Baucells, de hecho, pone cifras en sus investigaciones a la reducción de población prehispánica canaria, estableciendo que pudo desaparecer el 75% de este pueblo, sobreviviendo en torno a 5000 personas. Estos datos contrastan, no obstante, con los documentos existentes en el cabildo insular, que hablan de 600 guanches contabilizados en 1513, mientras que otras fuentes documentales sitúan la dimensión de esta población en 879 personas.

Las islas habían sido dominadas por señores particulares, procedentes de la nobleza o de la hidalguía (estrato social distinguido pero de escasos recursos). Estos conquistadores, al llegar al archipiélago, ansiaban conseguir fortuna y prestigio, por lo que era totalmente nulo el respeto por los modos de vida de las sociedades aborígenes.

LA DAMA SANGRIENTA

Papel destacado en la conquista de Tenerife tuvo la dama castellana Beatriz de Bobadilla, amante del rey Fernando el Católico y de Colón. Desterrada a la isla de La Gomera por la reina católica por su exceso de cercanía con el monarca,la conocida como la dama sangrienta colgaba a los guanches boca abajo y vendió a muchos como esclavos. Se casó con el mandatario de Gran Canaria, La Palma y Tenerife Alonso Fernández de Lugo, personaje igualmente sanguinario cuyas tropelías sobre la población guanche han quedado fielmente documentadas.

los indígenas que permanecieron en las islas siguieron al frente de los ganados, bien como dueños de los mismos o como mano de obra arrendada, según los casos. También algunos se dedicaron al comercio de cereales o pieles; muchas mujeres y ancianos pasaron a trabajar en el servicio doméstico de los nuevos colonos, como esclavos; otros trabajaron como esclavos en los ingenios azucareros, por citar algunos ejemplos».

«No todos ellos fueron esclavos, muchos de ellos salieron de los núcleo propiamente indígenas para integrarse a la nueva sociedad.

Por fortuna, pues, se han conseguido preservar hasta hoy algunas costumbres, restos y vestigios que nos permiten conocer parte de la cultura y forma de vida de los pobladores originarios de esta parte insular de España.

domingo, 4 de diciembre de 2022

La historia del termómetro

Son informaciones cotidianas: sabemos la temperatura de hoy (y la que probablemente hará mañana) y la de nuestro cuerpo, sobre todo si se altera.

Sin antecedentes equiparables más allá de las percepciones de frío, calor y alguna gradación, nuestro concepto de la temperatura nació en la Edad Moderna. Exigía dos aportaciones científicas: un dispositivo capaz de medirla y una escala para fijarla. En esto no hubo una evolución de siglos a partir de modelos rudimentarios. Los griegos conocieron los efectos del calor en gases y líquidos, pero no crearon un instrumento de este tipo. También la medicina entendió que la fiebre era síntoma de enfermedad, pero su evaluación dependía de las percepciones intuitivas.

La historia del termómetro

Se atribuye a Galileo la invención, en 1592, del termoscopio, un recipiente de vidrio en el que el líquido subía o bajaba según el calor. Informaba sobre las fluctuaciones de la temperatura, pero no la medía. El médico italiano Santorio Santorio le aplicó en 1612 una gradación numérica. Llegó a utilizar este primer termómetro para medir la temperatura corporal, si bien era muy impreciso.

Y las mejoras del siglo XVII, con termómetros que utilizaban alcohol, no proporcionaban una medida homogénea, por las diferencias en la destilación y por no haber una escala estándar.

CUESTIÓN DE ESCALAS Y PRECISIÓN

El paso decisivo lo dio el físico alemán Farenheit, que en 1714 inventó el termómetro de mercurio, con cambios lineales e iguales en todos los dispositivos. Elaboró una escala de temperaturas que sigue utilizándose, en la que los 32 grados corresponden al punto de congelación del agua y los 180 al de ebullición. Buscaba así que los 100 grados correspondiesen con la temperatura humana y el 0 con la de congelación de una mezcla de agua, hielo y amoniaco, la más baja que conseguía en laboratorio.

El sueco Celsius propuso en 1742 la escala de cien grados entre la congelación y la ebullición del agua al nivel del mar, si bien el 0 era el extremo más caliente y los 100 grados el más frío. Después se invirtió la medida, y el resultado es la actual escala Celsius. En el XVII había ya observatorios atmosféricos, que anotaban diariamente la temperatura. Desde mediados del siglo XVIII, en España hubo mediciones rutinarias en Madrid, Barcelona y Cádiz. Un siglo después se consolidaban las redes nacionales e internacionales de observatorios que medían este y otros parámetros meteorológicos, en un proceso incentivado por la telegrafía, que facilitó la difusión de esta información y, por tanto, el análisis de las variables climáticas.

La historia del termómetro
El uso médico del termómetro avanzó lentamente. A comienzos del siglo XIX lo usaban solo algunos círculos médicos. Un estudio publicado en 1868 por el alemán Wunderlich, con datos de 25.000 pacientes a lo largo de 20 años, analizó las variaciones de temperaturas en el cuerpo humano y estableció la utilidad médica del termómetro. Por entonces (1867), Sir Thomas Allbutt inventó el primer termómetro clínico, portátil y con resultados fiables en cinco minutos. A fines del XIX era habitual en la práctica médica y a mediados del siglo XX se convertía en un instrumento de difusión doméstica.

Asimismo, los modernos medios de comunicación corroboraron la importancia del termómetro mediante la difusión de la temperatura climática

 

 

miércoles, 19 de octubre de 2022

La lampara de de seguridad de Davy

La lámpara que salvó a miles de mineros (LA LAMPARA DE DAVY)

El químico Humphry Davy ideó una «lámpara de seguridad» para que los mineros pudieran trabajar sin riesgo de que la llama provocara una explosión del temido grisú.

A finales del siglo XVIII, cuando la Revolución Industrial había ya arrancado en Inglaterra, la minería de carbón era una industria masiva en la que trabajaban decenas de miles de personas. Los salarios y las condiciones de trabajo eran pésimos, pero aún más grave era el riesgo que corrían los mineros de morir por una explosión de grisú. Con una concentración de entre un 5 y un 15 por ciento de grisú en el aire, basta una chispa o una llama para que este gas se incendie y se produzca una explosión capaz de extenderse por túneles y pozos en cuestión de segundos.

La lampara de  de seguridad de  Davy

En 1815, la Sociedad para la Prevención de Accidentes en las Minas de Sunderland, en el noreste de Inglaterra, encargó al químico Humphry Davy que buscase la forma de evitar nuevas catástrofes. Davy se dio cuenta enseguida de que el problema no era simplemente de ventilación, como algunos pretendían. El mayor peligro eran las velas o lámparas de aceite que utilizaban los mineros y que hacían explotar el grisú. Como la iluminación artificial era imprescindible para el trabajo en la mina, había que diseñar una «lámpara de seguridad» que pudiera utilizarse sin riesgo de provocar una catástrofe.

Davy, uno de los grandes pioneros de la química moderna en esos años, empezó por analizar las propiedades del grisú. Mediante numerosos experimentos que realizó en un laboratorio en Londres averiguó que el grisú era metano y que prendía sólo cuando se encontraba en una determinada concentración respecto al aire. También descubrió que las explosiones únicamente se producían cuando el gas alcanzaba una temperatura crítica muy elevada; por debajo de esas temperaturas el gas ardía, pero no explotaba.

Ensayos de laboratorio

Davy comprendió entonces que había que crear una especie de cápsula que mantuviera la temperatura de la lámpara por debajo del nivel crítico. Probó primero con contenedores de cristal, pero éstos estallaban. Finalmente lo consiguió con un tubo estrecho de metal, el cual enfriaba la llama de metano e impedía que ésta se incendiase.

Davy y sus colaboradores hicieron varios prototipos de lámparas de metal, pero no eran totalmente seguros.

Lejos de desfallecer, a finales de 1815 Davy tuvo una idea genial: en vez de un tubo de metal colocó en torno a la llama una malla metálica. Cuando el metano la atravesaba, prendía y ardía, dando a la llama un típico tono azulado, pero los agujeros de la malla eran demasiado pequeños para que la llama se propagara al exterior.

La lampara de  de seguridad de  Davy

La lámpara de Davy servía además para advertir de la presencia de grisú porque la llama se volvía más intensa y de color azul; si se dejaba en el suelo y se apagaba, era señal de que la concentración de dióxido de carbono estaba volviéndose peligrosa.

 

El ingenioso aparato de Davy fue mejorado en décadas posteriores,con telas metálicas mucho más densas o incorporando un dispositivo de encendido interno que evitaba tener que abrirla para prender la llama. Sin embargo,no era perfecta. La malla reducía la luz en dos tercios y un golpe de aire o un excesivo calentamiento podían desencadenar el desastre.

Las explosiones en las que nadie sobrevivía siguieron produciéndose,entre otras cosas porque la misma lámpara indujo a adentrarse en minas que anteriormente se consideraban demasiado peligrosas. El riesgo sólo empezó a controlarse a mediados del siglo XX, con la introducción de lámparas eléctricas, sistemas de ventilación eficientes y detectores de grisú más fiables que el tradicional canario en una jaula


viernes, 23 de septiembre de 2022

Quince siglos de persecución judía

La historia de los judíos de Europa entre los siglos XI y XV es la de la lenta asfixia de unas comunidades que fueron odiadas, atacadas y expulsadas por sus vecinos cristianos, tanto por razones religiosas como por la animadversión que generaba su actividad económica

En el año 70 d.C., tras una rebelión judía, tropas romanas asaltaron y destruyeron el Templo de Jerusalén. Muchos supervivientes fueron ejecutados, y otros, esclavizados y deportados. Comenzaba la diáspora o exilio de los judíos.

Quince siglos de persecución Judia

 

132-135

Roma aplasta la rebelión judía de Simón Bar Kojba. El país es

arrasado y miles de judíos son vendidos como esclavos; Jerusalén será reconstruida como una colonia romana, Elia Capitolina. Diáspora

judía hacia Europa y el mundo mediterráneo.

321

El emperador Constantino promulga un edicto que limita los derechos de los judíos, marcando el camino de su sometimiento.

Durante la Edad Media, los judíos estuvieron expuestos a todo tipo de leyes arbitrarias, a la explotación económica, el fanatismo religioso y la violencia de las multitudes. Los ataques graves comenzaron en tiempos de la primera cruzada, en 1096, y la violencia aumentó durante el siglo XII, a veces acompañada de atroces acusaciones, como la de cometer crímenes rituales.

La primera expulsión se hizo efectiva en Inglaterra en 1290, y hacia 1500 los judíos habían sido proscritos de la mayoría de Estados católicos, de modo que les estaba vetada la residencia en gran parte de Europa. Entre los países cristianos sólo fueron acogidos en Italia y Polonia. Más allá de la Cristiandad, los judíos encontraron acomodo en los dominios de los sultanes otomanos.

1095

La convocatoria de la primera cruzada desata los ataques contra los judíos, que se renuevan en la segunda y tercera cruzadas. Se sientan las bases del odio irracional contra los hebreos, que en al-Andalus serán sojuzgados por los integristas almohades.

El fanatismo de quienes en 1096 partieron a la cruzada se manifestó en brutales ataques a los judíos, considerados tan enemigos de Cristo como lo eran los musulmanes.

1215

El IV concilio de Letrán decreta la obligación de que los judíos lleven signos distintivos en su vestimenta.

1247

Primera acusación de profanación de hostias consagradas. En 1321 se les acusa de envenenar pozos y ríos, y en 1348, de provocar la Peste Negra.

La llegada de la Peste Negra fue un nuevo motivo deaflicción para los judíos, ahora acusados de propagar la epidemia como antes lo fueron de envenenar el agua.

1290

Expulsión de Inglaterra, a la que sigue en 1306 la primera expulsión de Francia, de donde los judíos son desterrados definitivamente en 1394.

SIGLOS V-VI La libertad relativa de los judíos en los reinos bárbaros arrianos se ve limitada tras la conversión de éstos al cristianismo.

SIGLOS VIII-IX

En la Europa carolingia, los judíos conocen un período de relativa prosperidad y tranquilidad, al igual que en el califato andalusí.

SIGLO XV

En 1492, los Reyes Católicos expulsan de España a los judíos; son los sefardíes, que se instalan en el norte de África, Italia y el Imperio otomano.

En tierras del Sacro Imperio su expulsión se acelera tras la Peste Negra y se instalan en Polonia y Hungría; son los judíos llamados askenazíes.

En la península Ibérica y Francia se produjeron sobretodo en el siglo XIII, mientras que las ciudades del Sacro Imperio las protagonizaron durante el siglo XV.

Ciudades de acogida

Los judíos expulsados de Europa Central (askenazíes) se instalaron en tierras de Polonia; los expulsados de España (sefardíes) se instalaron en tierras de Italia y en el Imperio otomano.

LOS USUREROS DE EUROPA

DESDE QUE EL III CONCILIO DE LETRÁN prohibió que los cristianos se dedicaran al préstamoconinterésen1179, esta actividad se fue convirtiendo en la principal ocupación de los judíos en Europa del norte y central, mientras que los hebreos del sur de Europa mantenían sus oficios tradicionales, como la manufactura de seda o la medicina. Por ello, el odio contra los judíos fue a menudo alimentado por quienes deseaban librarse de sus deudas o de la competencia artesanal.