domingo, 27 de febrero de 2022

Kornmjölsgröt ,Gachas vikingas

La cocina vikinga era muy sencilla,Incluía mucha carne y pescado, granos, frutas y verduras. El Kornmjölsgröt era un alimento básico para los vikingos. Kornmjöl significa «harina de cebada» en sueco, y gröt es la palabra que se usa tanto en sueco como en noruego para gachas de avena, que procede de la palabra nórdica “grautr”.

La cebada es un tipo de cereal resistente y versátil. Se ha comprobado que hace mil años, en asentamientos vilingos tan al norte como en Groenlandia, se cultivaba la avena con éxito.

El tradicional kornmjölsgröt vikingo es un plato de harina y agua, ideal para matar el hambre de un vikingo después de un duro día de pillaje.

Kornmjölsgröt ,Gachas vikingas
 

Receta del Kornmjölsgröt o gachas vikingas:

01 Si quieres hacer la auténtica harina vikinga, puedes comenzar esta receta moliendo tu propia cebada. Para moler el cereal los vikingos utilizaban una pesada piedra redonda con una superficie acanalada conocida como “quern”.

02 Añade el agua y la sal en una cacerola grande y ponla a hervir.

03 Baja el fuego y añade lentamente la harina de cebada, poco a poco hasta que se mezcle.

04 Revuelve la mezcla hasta que esté cremosa y luego vuelve a hervirla. Deja que las gachas hiervan a fuego lento durante 10-15 minutos, removiéndolas continuamente.

05 La consistencia de la avena es una cuestión de gusto, incluso para los vikingos. Si la mezcla se queda muy espesa añade más agua y revuelve bien hasta que tengas unas gachas de avena perfectas.

06 En algunas recetas se añade miel para darles un toque dulce, y avellanas picadas. Otras incluyen fruta o una pequeña nuez de mantequilla y una gota de leche. Muy parecido a lo que nosotros echamos a nuestros cereales.




El falso hombre de Piltdown,Homo piltdownensis.

El falso HOMBRE DE PILTDOWN dio el pego durante 40 años.

La primera gran patraña en la historia de la arqueología se escenificó el 18 de diciembre de 1912, cuando el anticuario y paleontólogo aficionado Charles Dawson mostró en una reunión de la Sociedad Geológica de Londres los restos de una mandíbula y un cráneo que, en su opinión, pertenecían a un mismo individuo: un remoto ancestro prehistórico de los humanos, nada menos que el eslabón perdido. Según Dawson, unos obreros habían encontrado los restos mientras hacían un agujero en la localidad de Piltdown, en Sussex, en el sur de Inglaterra. Dawson creía que los trabajadores habían tomado el cráneo por un coco fosilizado y, al intentar abrirlo, lo habían partido.

El falso hombre de Piltdown,Homo piltdownensis.

La primera persona a la que le había mostrado el hallazgo fue Arthur Smith Woodward, responsable del Departamento de Geología en el Museo Británico. En la presentación, este sostuvo que el cráneo era muy similar al de un hombre moderno, excepto por su menor tamaño cerebral, y que la mandíbula era prácticamente indistinguible de la de un chimpancé joven. Dawson y Woodward defendieron que se trataba de un homínido a medio camino entre el mono y nuestra especie, el famoso eslabón perdido que conectaría nuestro linaje con nuestros parientes primates, un término anticuado que carece de validez científica.

Algunos expertos de renombre dieron por cierto el hallazgo. Entre ellos se encontraba el catedrático Arthur Keith, que llevó a cabo una reconstrucción de los supuestos fósiles –hay quien cree que participó en el fraude y dio nombre a la nueva especie: Homo piltdownensis. El antropólogo alemán Otto Schoetensak, que en 1908 había descubierto los primeros restos de Homo heidelbergensis este había vivido hace entre 700.000 y 300.000 años, afirmó que se trataba de la prueba más relevante de un ancestro primate en nuestra genealogía.

 

El falso hombre de Piltdown,Homo piltdownensis.

Otras voces, en cambio, apuntaban a una posibilidad inquietante: los restos hallados por separado no habrían pertenecido a un mismo esqueleto, sino que eran un cráneo humano y una mandíbula de simio sin ninguna conexión entre sí. En general, los investigadores ingleses tendían a apoyar el descubrimiento, mientras que los de otras nacionalidades se mostraban mucho más críticos.

En los años 20, las dudas aumentaron. Las características anatómicas del Hombre de Pekín, hallado en 1923, y del Australopithecus, en 1924, eran muy distintas de las del presunto homínido de Piltdown, lo que dificultaba ubicarlo en una determinada línea temporal. Aun así, la refutación completa se haría esperar. Esta llegó en 1953, cuando el dentista Alvan T. Marston y otros especialistas mostraron que el presunto hombre de Piltdown no era sino el ensamblaje de varios huesos de procedencia distinta: un cráneo humano medieval, una mandíbula de orangután de unos quinientos años, el canino fosilizado de un chimpancé... Para entonces, casi todos los protagonistas del engaño habían muerto y aún hoy se desconoce qué los motivó a tan burda manipulación.



sábado, 19 de febrero de 2022

Cronología de las cruzadas

La palabra «cruzada» –que proviene de la cruz de tela usa como insignia por los participantes– denomina la guerra de reconquista emprendida por los cristianos católicos o latinos para liberar los «Santos Lugares» –las regiones donde vivió y predicó Jesucristo– de la dominación musulmana. Aunque desde la Edad Media se ha extendido el nombre a otras guerras libradas en cumplimiento de un voto religioso, las Cruzadas son, en puridad, las que se enmarcan entre 1095 y 1291. Algunos expertos dividen la última en dos pero, según la mayoría de historiadores, las Cruzadas fueron ocho: tres libradas en Palestina, una en Siria, dos en Egipto, una en Constantinopla y otra en el norte de África.

Cronología de las cruzadas

 CRONOLOGÍA DE LAS CRUZADAS

1070-1095. Los turcos selyúcidas invaden parte del Imperio bizantino. En 1076, toman Jerusalén y cierran el acceso a los Santos Lugares para los peregrinos.

1095. En el Concilio de Clermont, en Francia, el papa Urbano II pide “auxilio a príncipes y caballeros para reconquistar Tierra Santa”. Es el preludio de la Primera Cruzada, destinada a recuperar las tierras palestinas y la ciudad de Jerusalén para la cristiandad. Miles de caballeros se preparan para marchar desde Europa.

1095-1096. Se produce la Cruzada de Pedro el Ermitaño o de los Pobres. Este personaje, que ha estado en Palestina, viaja por Francia, Alemania e Italia contando las crueldades a que ha sido sometido y recluta a 18.000 campesinos, mendigos, aventureros y místicos para la también llamada Cruzada Popular. Casi todos son masacrados por los turcos.

1096-1099. Primera Cruzada.

Organizada en 1096, tomará Antioquía tres años después. Logra dominar Jerusalén y la transforma en un reino con organización feudal.

Mayo de 1097.
Un ejército cruzado llega a Constantinopla y negocia con el emperador bizantino Alejo I Comneno: a cambio de comida y guías, promete devolverle tierras del Imperio bizantino que ahora están en poder musulmán.

Julio de 1097
. En la batalla de Dorilea, los cruzados derrotan al ejército turco del sultán Kilij Arslan.

Octubre de 1097
. Comienza el sitio a la ciudad de Antioquía (Turquía), que cae después de ocho meses.

1098. En diciembre, los cruzados sitian Maárat an- Numán (Siria) y masacran a su población.

1099. En junio, un ejército cruzado de 13.000 hombres llega a las puertas de Jerusalén.

Un mes después, la ciudad está bajo dominio cristiano. Los cruzados crean el reino del mismo nombre, con Godofredo de Bouillón como primer soberano oficioso su hermano Balduino I como primer rey oficial

 

Cronología de las cruzadas

1118-1119. Se funda la Orden de los Templarios, monjes guerreros que defienden a los peregrinos y protegen los Santos Lugares.

1128. Los gobernantes de las ciudades musulmanas en el norte de Siria se reorganizan.

1144. Una batalla en la ciudad de Edesa da la victoria a los musulmanes, que comienzan a recuperar terreno. El papa Eugenio III apela a Luis VII de Francia y hace predicar una nueva Cruzada a Bernardo de Claraval, que logra la adhesión del emperador alemán Conrado III y de numerosos príncipes.

1146-1149. Segunda Cruzada.

Luis VII de Francia y su esposa, Leonor de Aquitania, la lideran. Es también conocida como la Cruzada de Damasco. Ambos monarcas participan personalmente en la campaña, al igual que Conrado III y su sobrino, el futuro emperador Federico I Barbarroja. El resultado final es desastroso.

1148. El ataque cristiano a Damasco termina en derrota. Los musulmanes siguen reconquistando ciudades.

1149. Conrado y Luis vuelven a Europa. El fracaso militar de la Cruzada compromete el prestigio del papado. A partir de ese momento, la situación de los Estados cristianos de Oriente se hace más delicada, mientras el islam encuentra un caudillo que sabe coordinar esfuerzos: Saladino.

1168. Los cristianos son nuevamente vencidos cuando atacan El Cairo. Saladino extiende sus dominios.

1185. La muerte de Balduino IV abre una crisis dinástica en Jerusalén.

1187. La batalla de los Cuernos de Hattin (Galilea) se salda con una nueva derrota cristiana. El ejército de Saladino reconquista Jerusalén para el islam. El papa Gregorio VIII apela a los reyes católicos de Occidente.

1188. Federico I Barbarroja organiza la Tercera Cruzada. El normando Guillermo de Sicilia auxilia a los reductos cristianos en Palestina y Siria.

1188-1192. Tercera Cruzada.

También llamada Cruzada de los Reyes, llega a las costas de Siria pero no alcanza la Ciudad Santa. Es un éxito parcial, pero no logra su objetivo de reconquistar Jerusalén.

1189. Acuerdo de Nonancourt entre Felipe II Augusto de Francia y Ricardo I de Inglaterra. Federico I parte de Ratisbona hacia Oriente; muere en 1190. Ricardo I Corazón de León pone en pie un nuevo ejército.

1191. Recuperación de San Juan de Acre por Ricardo Corazón de León, que derrota asimismo a Saladino en la batalla de Arsuf. Dos años después, Ricardo ordenará la matanza de 2.600 prisioneros musulmanes.

Julio de 1192. Saladino lanza un rápido ataque sobre Jaffa y la recobra, pero pocos días después la pierde de nuevo.

Septiembre de 1192. Tregua de tres años entre Ricardo I y Saladino. Jerusalén queda en manos de este, pero los peregrinos cristianos podrán visitarla libremente en pequeños grupos y sin armas.

1202-1204. Cuarta Cruzada.

Debía dirigirse a Egipto, donde reinaba la dinastía de los ayubíes, para desde allí liberar Jerusalén. Sin embargo, la expedición se desvía y conquista y saquea Constantinopla. Los cruzados fundan allí el Imperio latino, un Estado feudal que durará cincuenta años.

1212. Cruzada de los Niños.

1217-1221. Quinta Cruzada.

Los cruzados, liderados por Hungría y Austria, atacan Egipto. Logran conquistar Damietta, pero, sin objetivos militares claros, finalmente son aplastados en Al-Mansurah.

1228-1229. Sexta Cruzada.

El emperador alemán Federico II parte hacia Palestina sin permiso papal para cumplir su promesa de liberar Tierra Santa. Consigue la cesión por medios diplomáticos de Nazaret, Belén, Jaffa, Sidón y Jerusalén, en la que establece un condominio de cristianos y musulmanes.

1247. Los musulmanes terminan por retomar enteramente el control de la ciudad de Jerusalén.

1248-1254. Séptima Cruzada.

Luis IX, rey de Francia, se dirige a Egipto. Tras un éxito inicial (toma de Damietta), es derrotado y hecho prisionero y tiene que ceder Damietta para recuperar la libertad. No será liberado sino después de pagar un alto rescate.

1270-1272. Octava Cruzada.

Tras la conquista musulmana de varios territorios, Luis IX intenta sitiar Túnez. El asedio resulta un fracaso y el monarca muere ante los muros de la ciudad, víctima de la peste. Eduardo de Inglaterra decide continuar la Cruzada hasta Acre (algunos llaman a este episodio Novena Cruzada), donde tras diversos combates acabará firmando una tregua con los musulmanes.

1291. Cae Acre, la última ciudad en poder de los cristianos. Es el epílogo de 200 años de Cruzada

El intento de la cristiandad de recuperar militarmente los Santos Lugares se inscribe en un marco temporal e histórico de cambios decisivos, que sentaron algunas de las bases del mundo moderno: el resurgir de Europa en torno al año 1000 tras siglos de decaimiento, abandono e inestabilidad.

sábado, 5 de febrero de 2022

El dominio militar del ejército Romano

El ejército fue la pieza clave de la expansión del imperio romano. las legiones, su elemento fundamental, se fueron configurando desde tiempos de la monarquía (753-509 a. C.), convirtiéndose en la maquinaria militar perfecta que permitió llevar el poder de roma a su máxima extensión.


Surgimiento y expansión del dominio romano

Durante el periodo monárquico, roma apenas traspasó los límites del ámbito latino. la expansión del dominio romano en toda la Península itálica en torno al 275 a. C. desembocó en un enfrentamiento directo con Cartago por el control marítimo. la primera guerra púnica, conflicto entre ambas potencias, supuso para roma la anexión de sicilia, Cerdeña y Córcega (241 a. C.). el pago de las elevadas indemnizaciones de guerra exigidas a Cartago hizo reaccionar a esta potencia que comenzó a crear un auténtico imperio territorial en el sur y el este de la Península ibérica, regiones que cayeron en manos de roma después de la segunda guerra púnica (219- 202 a. C.). 

El dominio militar del ejercito Romano

La tercera guerra púnica y la destrucción de Cartago (146 a. C.) significó la desaparición definitiva de su rival y la creación de la provincia romana de áfrica. a lo largo del siglo II a. C., los éxitos en la política exterior se vieron acompañados por una profunda crisis social, al empeorar la situación de las clases humildes. esta inestabilidad derivó en continuas guerras civiles. desde el año 27 a. C., conservando aparentemente las formas republicanas, el poder militar, político y buena parte del financiero están en manos de Octavio, que recibe el título de augusto, inaugurando un nuevo régimen de corte monárquico que se suele denominar Principado. la política de augusto pretendió estabilizar las fronteras del imperio, cimentada sobre la base de la creación de un ejército, una imponente maquinaria de guerra, que permitió conquistar nuevos territorios. es en este momento cuando culmina la ocupación del norte de Hispania, el interior de Asia menor y toda la franja fronteriza de la Europa central y occidental, fijando la frontera en la línea natural del rin y el Danubio, protegida mediante el establecimiento de tropas y la construcción de obras defensivas, el llamado limes o frontera. los sucesores de augusto continúan ampliando los dominios de roma hasta que, en tiempos de Adriano, la expansión implica un coste económico tan elevado que obliga a desguarnecer amplias zonas fronterizas. en este periodo, los esfuerzos se concentran en defender los más de 9000 km de frontera, a lo largo de las cuales se estacionarán 28 legiones, sin contar las tropas auxiliares. la concentración de fuerzas fue aumentando con el tiempo hasta alcanzar las 35 legiones a comienzos del siglo III d. C., lo que supone unos 225.000 soldados romanos. esto comportaba una carga económica que las arcas del imperio no podían sostener durante demasiado tiempo, como demuestra la profunda crisis que, a mediados del siglo III d. C., sacudió el imperio, transformándolo radicalmente.
 

Una maquinaria de guerra perfecta: El ejército romano 

El ejército romano evolucionó considerablemente a lo largo del proceso que convirtió a roma en la dueña del mediterráneo. a lo largo de toda su historia, fueron rasgos característicos del ejército romano su férrea disciplina y su capacidad de maniobra y recuperación. una cuidada administración y el trabajo y entrenamiento continuo permitieron que pudiera sobrevivir en condiciones muy adversas. la milicia originaria, en las frecuentes luchas que debían enfrentar esta comunidad con las poblaciones vecinas, estaba formada por aristócratas guerreros. el ejército estaba compuesto por 3000 infantes y 300 jinetes, reclutados entre las 30 curias en que se organizaba la ciudad. el armamento lo aportaba el soldado, no la ciudad, de ahí que los infantes se diferenciaran según su fortuna: los mejor equipados eran los ricos. sin embargo, en época republicana, conforme la ciudad crecía en riqueza y población, la obligación de servir como soldado se extendió a todo hombre adulto ciudadano capaz de proveerse del equipo necesario en servicio de la comunidad. estos hombres luchaban cuando así era necesario y luego retornaban a sus hogares y actividades cotidianas. la fortaleza de las legiones y su flexibilidad táctica hicieron el ejército romano muy superior a cualquier otro de la época.
 

Los continuos enfrentamientos con Cartago y con los reinos helenísticos, además de impulsar numerosas reformas tácticas y operativas que aumentaron el rendimiento del ejército, suponían una presión creciente sobre los ciudadanos, lo que obligó a abandonar el sistema de reclutamiento obligatorio por el ejército profesional, alistado entre los ciudadanos más pobres, que cobraban un salario, y con oficiales que procedían de las clases superiores, senatorial y ecuestre. El servicio militar se convirtió así en una carrera que duraba casi toda la vida en unidades permanentes. se atribuye a Mario esta reforma, que habría tenido lugar a finales del siglo II o primeras décadas del I a.C.
 

El dominio militar del ejercito Romano
Milecastle (puesto fronterizo) nº 39 de Muro de adriano (Inglaterra)

Bajo augusto, el ejército se convierte en una institución permanente y profesional. el princeps disminuye los elevadísimos contingentes militares generados por las luchas del periodo tardo-republicano, licenciando 50 legiones, creando colonias y repartiendo tierras a los veteranos. el reclutamiento quedó restringido a los ciudadanos romanos e itálicos, o a ciudadanos romanos de las provincias, fieles a los nuevos valores del Principado. 

El número de legiones queda fijado en 28, a las que se añaden las tropas auxiliares (auxilia), divididas en unidades de infantería (cohortes) y caballería (alae), componiendo una fuerza de entre 300.000 y 350.000 hombres. el licenciamiento se producía tras 20 años de servicio, durante los cuales los soldados no podían casarse, por lo que sus hijos eran ilegítimos. la lealtad a las insignias de la unidad y el juramento al emperador eran símbolos de que el individuo se integraba en una vasta maquinaria que cuidaría de él en todo, pero también podía exigirle. el estado pagaba un salario al soldado y se le proporcionaba asistencia médica, aunque se le descontaba parte por los gastos de alimentación, vestido y calzado. 

Con posterioridad a su licenciamiento, los soldados recibían una cantidad en metálico y, para muchos, sirvió como medio de promoción, ya que después de prestar servicio, se obtenía la ciudadanía romana.