LA DAMA DEL ARMIÑO Es una de las obras más conocidas de Da Vinci, pero experimentó multitud de cambios por parte de su autor hasta llegar a su forma final. El ingeniero en óptica francés Pascal Cotte ha descubierto que el gran maestro renacentista modificó sustancialmente el proyecto que tenía inicialmente en su cabeza. El hallazgo más sorprendente es que el pequeño mustélido nombrado en el título, un armiño que sostiene entre sus manos la dama Cecilia Gallerani, la amante del duque de Milán Ludovico Sforza, no figuraba en la primera versión del cuadro. En aquella fase inicial, Da Vinci había pintado un retrato de corte más clásico, en el que la mujer no sostiene nada; simplemente pone sus manos una sobre otra.
La investigación de Cotte también ha desvelado que hubo otra fase intermedia, en la que el armiño era más pequeño que el que vemos hoy.
RECUPERAR LOS TRAZOS.
El ingeniero francés ha reconstruido la historia del cuadro utilizando una tecnología de su invención llamada método de amplificación de capas (LAM, por sus siglas en inglés). Consiste en proyectar una luz que es absorbida por los estratos de pintura en función de los pigmentos y materiales aglutinantes presentes. “Analizando la señal reenviada, podemos reconstituir los golpes de pincel sucesivos.
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Leonardo da vinci es un indeciso, un verdadero maníaco de la precisión y de la realización perfecta, que mejora sin cesar su pintura volviéndola a comenzar una y otra vez”, explica Cotte
Por otra parte, para algunos expertos el animal del cuadro no sería un armiño, sino un hurón, que es más fácilmente domesticable.
La obra, que se conserva en el Museo Czartoryski de Cracovia (Polonia).
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