Las
huellas de la convulsa Edad Media recorren la totalidad de Europa y
parte de Asia. Hoy podemos visitar vestigios de esa época que
todavía mantienen
su esencia.
En
816 Ludovico Pío, hijo de Carlomagno, eligió
la ciudad de Reims para su consagración como emperador de Occidente
y rey de los francos. Así, desde el siglo XII hasta el XIX, Reims se
convirtió en el lugar tradicional de coronación de los reyes de
Francia. El último monarca entronizado en esa ciudad fue Carlos X,
el 28 de mayo de 1825.
La
importancia que esto otorgó a la urbe llevó al arzobispo Ebón a
iniciar, en ese mismo año 816, las obras de una nueva catedral. Para
la construcción se utilizaron piedras de las murallas que se creían
innecesarias (lo que demuestra la sensación de seguridad que había
en la época en Reims), pero los ataques normandos obligaron a
restaurar las murallas entre los años 883 y 887, para lo cual se
emplearon a su vez las piedras de una iglesia destruida
por los guerreros del Norte. Las obras de
la catedral de Reimscomenzaron
en 1211. Reims contaba con una antigua catedral que terminó
completamente arrasada en un incendio además, la antigua tradición
de coronar a los monarcas franceses en esta catedral hizo que en las
obras se trabajase con máxima diligencia.
Esta catedral junto con la
de Amiens y Notre Dame son uno de los mejores ejemplos de gótico
francés. Todas ellas plasman las características estilísticas
típicas de la etapa gótica tan diferentes al románico de siglos
anteriores.
Siglos
después, durante la Primera Guerra Mundial, Reims fue bombardeada y
más tarde ocupada por tropas del Imperio alemán. Gran parte de la
catedral resultó destruida por los aviones alemanes, pero con el
esfuerzo de los ciudadanos sería reconstruida y pudo abrirse de
nuevo en 1938, en parte debido a las donaciones de
la filantrópica familia Rockefeller
La
Catedral de Reims o
Catedral de Notre Dame de Reims
es admirable, ya que demuestra el dominio de las más innovadores
técnicas del siglo XIII. Se pueden admirar sus proporciones
armoniosas y la pureza de sus líneas, dándole un carácter único a
esta obra maestra de la arquitectura religiosa, de 150 metros de
largo y con sus torres que están a 80 metros por encima de tejado.
Treinta y tres soberanos franceses fueron coronados allí, donde
también se celebró la ceremonia de la reconciliación de Alemania y
Francia después de la Segunda Guerra Mundial.
La
catedral de Reims fue
reconocida
por la Unesco en 1991 y clasificado
como Patrimonio de la Humanidad.
El
30 de Junio,de 2002 tras casi 200 años de historia, la peseta dejo
de tener curso legal y fue sustituida por el euro, en circulación
desde el 1 de Enero de ese año.
Según
ha informado el Banco de España, del valor total que se ha quedado
sin cambiar, 793 millones
corresponden a billetes y 782 millones a monedas en pesetas
Desde
tiempos antiguos, el acuñar moneda era una forma de declarar la
soberanía sobre un territorio; por parte del pueblo, el aceptar o
pagar con una moneda determinada suponía reconocer la autoridad de
ese soberano. En nuestra historia, la acuñación era un privilegio
real, como ya consta en las Partidas
de Alfonso X el Sabio (1221-1284),
donde se especifican los castigos para los falsificadores y sus
cómplices, que incluía la muerte en la hoguera, y se consigna que
se confiscaría la casa donde se había cometido el delito.
A
principios del siglo XVIII, tras finalizar la guerra de sucesión
española, el nuevo monarca, Felipe V de Borbón, ordenó retirar
todas las monedas que habían sido emitidas por su rival, el
archiduque Carlos de Austria este también había pretendido suceder
a Carlos II–, entre ellas unas piezas de dos reales de plata
acuñadas en Barcelona que el pueblo denominaba en catalán peçetas,
un diminutivo de peças.
A cambio, la Casa de la Moneda de la Corte devolvería al contado su
“intrínseco valor”. Para puntualizar y regular las cosas, el 13
de julio de 1718 se emitió un edicto en el cual, entre otros
cambios, se establece que a “la Peseta de 84 dineros, le tocan 56 y
medio y un octavo de baja”. Es el primer documento oficial donde en
España aparece la palabra peseta.
EL
DICCIONARIO DE AUTORIDADES, DE 1737, YA RECOGE ESE LEMA
CON LA SIGUIENTE DEFINICIÓN:
“La
pieza que vale dos reales de plata de moneda provincial, formada en
figura redonda. Es voz modernamente introducida”. Es decir, durante
el siglo XVIII, antes de que tuviera lugar la unificación monetaria
en España, ya había monedas en los territorios de la antigua Corona
de Aragón que se conocían popularmente como pesetas. Pero las
primeras monedas que llevaban impreso en su relieve ese nombre no
existieron hasta el siglo XIX. Fue en 1809, durante el
reinado de José I Bonaparte, hermano de Napoleón, cuandose troquelaron por primera vez en
Barcelona. No obstante, no
era la moneda oficial. Posteriormente, también se acuñarían
pesetas durante el reinado de Isabel II, que fue cuando se popularizó
el término. Lo mismo parece que sucedió con el nuevo calificativo
pesetero. Pero
la peseta no nació oficialmente como unidad monetaria o moneda de
curso legal en España y sus territorios de ultramar hasta el decreto
del Gobierno Provisional, presidido por Francisco Serrano, el 19 de
octubre de 1868, tras el derrocamiento de Isabel II.
La nueva moneda
sustituyó al escudo, lo que igualmente hizo desaparecer además
otras divisiones, como los reales y lo maravedíes,
hasta un total de veintiuna monedas diferentes que entonces había en
circulación.
AQUELLA
PRIMERA PESETA ESTABA HECHA DE PLATA, PESABA 5
GRAMOS Y EQUIVALÍA A CUATRO REALES.
Inspirada
en unas monedas que había acuñado el emperador Adriano en el año
136, en su anverso figuraba una matrona, representación de Hispania.
Se mostraba recostada sobre los Pirineos, con el Peñón del
Gibraltar a sus pies y la leyenda “Gobierno provisional”, con el
año 1869. En el reverso, aparecía el escudo de España en la forma
que luego heredó la Primera República, con la leyenda “Una
peseta. 200 piezas en kilogramo”. En plata
había además monedas fraccionarias de 20 y 50 céntimos, y de 2 y 5
pesetas. Las de 10, 5, 2 y 1 céntimo eran de cobre, e incluso
existía una en oro de ley, de 100 pesetas, que pesaba 32,25 gramos.
Por
decisión del Gobierno, toda la producción de moneda se centralizó
en la Ceca de Madrid. La peseta fue de plata hasta 1937, cuando la
Segunda República emitió las primeras realizadas en latón. Estas,
por su color, y porque llevaban en el anverso una alegoría
consistente en un rostro femenino de perfil, fueron calificadas
popularmente de rubias. Por su parte, los billetes de papel moneda
existieron desde 1874, si bien no se imprimieron en España hasta
1940. Para dificultar su falsificación se hacía una impresión
calcográfica –o estampación en hueco– y se añadían marcas de
agua, varias tintas, fibrillas, hilos y filamentos. Con la acuñación
de la que fue la última moneda de cien, el 19 de junio de 2001, se
puso término a la emisión de pesetas. Durante meses coexistieron
con los primeros euros –uno de ellos se cambiaría por 166,386
pesetas–, y a partir del 1 de julio de 2002 dejaron de
circular definitivamente.
M
T
G
Y
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La
cocina vikinga era muy sencilla,Incluía mucha carne y pescado,
granos, frutas y verduras. El Kornmjölsgröt era un alimento básico
para los vikingos. Kornmjöl significa «harina de cebada» en sueco,
y gröt es la palabra que se usa tanto en sueco como en noruego para
gachas de avena, que procede
de la palabra nórdica “grautr”.
La
cebada es un tipo de cereal resistente y versátil. Se ha comprobado
que hace mil años, en asentamientos vilingos tan al norte como en
Groenlandia, se cultivaba la avena con éxito.
El
tradicional kornmjölsgröt vikingo es un plato de harina y agua,
ideal para matar el hambre de un vikingo después de un duro día de
pillaje.
Receta
del Kornmjölsgröt o gachas vikingas:
01
Si quieres hacer la auténtica harina vikinga, puedes comenzar esta
receta moliendo tu propia cebada. Para moler el cereal los vikingos
utilizaban una pesada piedra redonda con una superficie acanalada
conocida como “quern”.
02
Añade el agua y la sal en una cacerola grande y ponla a hervir.
03
Baja el fuego y añade lentamente la harina de cebada, poco a poco
hasta que se mezcle.
04
Revuelve la mezcla hasta que esté cremosa y luego vuelve a hervirla.
Deja que las gachas hiervan a fuego lento durante 10-15 minutos,
removiéndolas continuamente.
05
La consistencia de la avena es una cuestión de gusto, incluso para
los vikingos. Si la mezcla se queda muy espesa añade más agua y
revuelve bien hasta que tengas unas gachas de avena perfectas.
06
En algunas recetas se añade miel para darles un toque dulce, y
avellanas picadas. Otras incluyen fruta o una pequeña nuez de
mantequilla y una gota de leche. Muy parecido a lo que nosotros
echamos a nuestros cereales.
El
falso HOMBRE DE PILTDOWN dio el pego durante 40 años.
La
primera gran patraña en la historia de la arqueología se escenificó
el 18 de diciembre de 1912, cuando el anticuario y paleontólogo
aficionado Charles Dawson mostró en una reunión de la Sociedad
Geológica de Londres los restos de una mandíbula y un cráneo que,
en su opinión, pertenecían a un mismo individuo: un remoto ancestro
prehistórico de los humanos, nada menos que el eslabón perdido.
Según Dawson, unos obreros habían encontrado los restos
mientras hacían un agujero en la localidad de Piltdown, en Sussex,
en el sur de Inglaterra. Dawson creía que los trabajadores habían
tomado el cráneo por un coco fosilizado y, al intentar abrirlo, lo
habían partido.
La
primera persona a la que le había mostrado el hallazgo fue Arthur
Smith Woodward, responsable del Departamento de Geología en el
Museo Británico. En la presentación, este sostuvo que el cráneo
era muy similar al de un hombre moderno, excepto por su menor tamaño
cerebral, y que la mandíbula era prácticamente indistinguible de la
de un chimpancé joven. Dawson y Woodward defendieron que se trataba
de un homínido a medio camino entre el mono y nuestra especie, el
famoso eslabón perdido que conectaría nuestro linaje con
nuestros parientes primates, un término anticuado que carece de
validez científica.
Algunos
expertos de renombre dieron por cierto el hallazgo. Entre ellos se
encontraba el catedrático Arthur Keith, que llevó a cabo una
reconstrucción de los supuestos fósiles –hay quien cree que
participó en el fraude y dio nombre a la nueva especie: Homo
piltdownensis. El antropólogo alemán Otto Schoetensak, que en
1908 había descubierto los primeros restos de Homo
heidelbergensis este había vivido hace entre 700.000 y 300.000
años, afirmó
que se trataba de la prueba más relevante de un ancestro primate en
nuestra genealogía.
Otras
voces, en cambio, apuntaban a una posibilidad inquietante: los
restos hallados por separado no habrían pertenecido a un mismo
esqueleto, sino que eran un cráneo humano y una mandíbula de simio
sin ninguna conexión entre sí. En general, los investigadores
ingleses tendían a apoyar el
descubrimiento, mientras que los de otras nacionalidades se mostraban
mucho más críticos.
En
los años 20, las dudas aumentaron. Las características anatómicas
del Hombre de Pekín, hallado en 1923, y del Australopithecus,
en 1924, eran muy distintas de las del presunto homínido de
Piltdown, lo que dificultaba ubicarlo en una determinada línea
temporal. Aun así, la refutación completa se
haría esperar. Esta llegó en 1953, cuando el dentista Alvan T.
Marston y otros especialistas mostraron que el presunto hombre de
Piltdown no era
sino el ensamblaje de varios huesos de procedencia distinta: un
cráneo humano medieval, una mandíbula de orangután de unos
quinientos años, el canino fosilizado de un chimpancé... Para
entonces, casi todos los protagonistas del engaño habían muerto y
aún hoy se desconoce qué los motivó a tan burda manipulación.
La palabra «cruzada» –que proviene de la cruz de tela usa como insignia por los participantes– denomina la guerra de reconquista emprendida por los cristianos católicos o latinos para liberar los «Santos Lugares» –las regiones donde vivió y predicó Jesucristo– de la dominación musulmana. Aunque desde la Edad Media se ha extendido el nombre a otras guerras libradas en cumplimiento de un voto religioso, las Cruzadas son, en puridad, las que se enmarcan entre 1095 y 1291. Algunos expertos dividen la última en dos pero, según la mayoría de historiadores, las Cruzadas fueron ocho: tres libradas en Palestina, una en Siria, dos en Egipto, una en Constantinopla y otra en el norte de África.
CRONOLOGÍA DE LAS CRUZADAS
1070-1095. Los turcos selyúcidas invaden parte del Imperio bizantino. En 1076, toman Jerusalén y cierran el acceso a los Santos Lugares para los peregrinos.
1095. En el Concilio de Clermont, en Francia, el papa Urbano II pide “auxilio a príncipes y caballeros para reconquistar Tierra Santa”. Es el preludio de la Primera Cruzada, destinada a recuperar las tierras palestinas y la ciudad de Jerusalén para la cristiandad. Miles de caballeros se preparan para marchar desde Europa.
1095-1096. Se produce la Cruzada de Pedro el Ermitaño o de los Pobres. Este personaje, que ha estado en Palestina, viaja por Francia, Alemania e Italia contando las crueldades a que ha sido sometido y recluta a 18.000 campesinos, mendigos, aventureros y místicos para la también llamada Cruzada Popular. Casi todos son masacrados por los turcos.
1096-1099.
Primera Cruzada.
Organizada en 1096, tomará Antioquía tres años después. Logra dominar Jerusalén y la transforma en un reino con organización feudal. Mayo de 1097. Un ejército cruzado llega a Constantinopla y negocia con el emperador bizantino Alejo I Comneno: a cambio de comida y guías, promete devolverle tierras del Imperio bizantino que ahora están en poder musulmán. Julio de 1097. En la batalla de Dorilea, los cruzados derrotan al ejército turco del sultán Kilij Arslan. Octubre de 1097. Comienza el sitio a la ciudad de Antioquía (Turquía), que cae después de ocho meses.
1098. En diciembre, los cruzados sitian Maárat an- Numán (Siria) y masacran a su población.
1099. En junio, un ejército cruzado de 13.000 hombres llega a las puertas de Jerusalén.
Un mes después, la ciudad está bajo dominio cristiano. Los cruzados crean el reino del mismo nombre, con Godofredo de Bouillón como primer soberano oficioso su hermano Balduino I como primer rey oficial
1118-1119. Se funda la Orden de los Templarios, monjes guerreros que defienden a los peregrinos y protegen los Santos Lugares.
1128. Los gobernantes de las ciudades musulmanas en el norte de Siria se reorganizan.
1144. Una batalla en la ciudad de Edesa da la victoria a los musulmanes, que comienzan a recuperar terreno. El papa Eugenio III apela a Luis VII de Francia y hace predicar una nueva Cruzada a Bernardo de Claraval, que logra la adhesión del emperador alemán Conrado III y de numerosos príncipes.
1146-1149.
Segunda Cruzada.
Luis VII de Francia y su esposa, Leonor de Aquitania, la lideran. Es también conocida como la Cruzada de Damasco. Ambos monarcas participan personalmente en la campaña, al igual que Conrado III y su sobrino, el futuro emperador Federico I Barbarroja. El resultado final es desastroso.
1148. El ataque cristiano a Damasco termina en derrota. Los musulmanes siguen reconquistando ciudades.
1149. Conrado y Luis vuelven a Europa. El fracaso militar de la Cruzada compromete el prestigio del papado. A partir de ese momento, la situación de los Estados cristianos de Oriente se hace más delicada, mientras el islam encuentra un caudillo que sabe coordinar esfuerzos: Saladino.
1168. Los cristianos son nuevamente vencidos cuando atacan El Cairo. Saladino extiende sus dominios.
1185. La muerte de Balduino IV abre una crisis dinástica en Jerusalén.
1187. La batalla de los Cuernos de Hattin (Galilea) se salda con una nueva derrota cristiana. El ejército de Saladino reconquista Jerusalén para el islam. El papa Gregorio VIII apela a los reyes católicos de Occidente.
1188. Federico I Barbarroja organiza la Tercera Cruzada. El normando Guillermo de Sicilia auxilia a los reductos cristianos en Palestina y Siria.
1188-1192.
Tercera Cruzada.
También llamada Cruzada de los Reyes, llega a las costas de Siria pero no alcanza la Ciudad Santa. Es un éxito parcial, pero no logra su objetivo de reconquistar Jerusalén.
1189. Acuerdo de Nonancourt entre Felipe II Augusto de Francia y Ricardo I de Inglaterra. Federico I parte de Ratisbona hacia Oriente; muere en 1190. Ricardo I Corazón de León pone en pie un nuevo ejército.
1191. Recuperación de San Juan de Acre por Ricardo Corazón de León, que derrota asimismo a Saladino en la batalla de Arsuf. Dos años después, Ricardo ordenará la matanza de 2.600 prisioneros musulmanes.
Julio de 1192. Saladino lanza un rápido ataque sobre Jaffa y la recobra, pero pocos días después la pierde de nuevo.
Septiembre de 1192. Tregua de tres años entre Ricardo I y Saladino. Jerusalén queda en manos de este, pero los peregrinos cristianos podrán visitarla libremente en pequeños grupos y sin armas.
1202-1204.
Cuarta Cruzada.
Debía dirigirse a Egipto, donde reinaba la dinastía de los ayubíes, para desde allí liberar Jerusalén. Sin embargo, la expedición se desvía y conquista y saquea Constantinopla. Los cruzados fundan allí el Imperio latino, un Estado feudal que durará cincuenta años.
1212. Cruzada de los Niños.
1217-1221.
Quinta Cruzada.
Los cruzados, liderados por Hungría y Austria, atacan Egipto. Logran conquistar Damietta, pero, sin objetivos militares claros, finalmente son aplastados en Al-Mansurah.
1228-1229.
Sexta Cruzada.
El emperador alemán Federico II parte hacia Palestina sin permiso papal para cumplir su promesa de liberar Tierra Santa. Consigue la cesión por medios diplomáticos de Nazaret, Belén, Jaffa, Sidón y Jerusalén, en la que establece un condominio de cristianos y musulmanes.
1247. Los musulmanes terminan por retomar enteramente el control de la ciudad de Jerusalén.
1248-1254.
Séptima Cruzada.
Luis IX, rey de Francia, se dirige a Egipto. Tras un éxito inicial (toma de Damietta), es derrotado y hecho prisionero y tiene que ceder Damietta para recuperar la libertad. No será liberado sino después de pagar un alto rescate.
1270-1272.
Octava Cruzada.
Tras la conquista musulmana de varios territorios, Luis IX intenta sitiar Túnez. El asedio resulta un fracaso y el monarca muere ante los muros de la ciudad, víctima de la peste. Eduardo de Inglaterra decide continuar la Cruzada hasta Acre (algunos llaman a este episodio Novena Cruzada), donde tras diversos combates acabará firmando una tregua con los musulmanes.
1291. Cae Acre, la última ciudad en poder de los cristianos. Es el epílogo de 200 años de Cruzada
El intento de la cristiandad de recuperar militarmente los Santos Lugares se inscribe en un marco temporal e histórico de cambios decisivos, que sentaron algunas de las bases del mundo moderno: el resurgir de Europa en torno al año 1000 tras siglos de decaimiento, abandono e inestabilidad.